dilluns, 20 d’abril del 2009

4-EL BARCO FANTASMA

Era una tarde soleada, en un pueblo situado en un acantilado en donde se veía el mar. Debajo el acantilado había una playa pequeñita llena de rocas. Pedro estaba en su casa muy aburrido, sentado en el sofá de su casa mirando la televisión, medio dormido, de repente se oyó un estruendo que le hizo dar un bote del sofá. En cuando se levanto del sofá se dio cuenta de que estaba sonando el teléfono; quien será ahora, se pregunto él.
Era Pablo, su amigo que vivía dos calles más a la derecha de la suya.
Pablo le dijo que si quería ir a la playa porque había descubierto un barco hundido cerca de ella. Pedro coge el bañador y unas gafas de submarinista, vamos a por el barco fantasma, así fue como lo llamo Pablo.

Y así, después de aquellas impactantes palabras de su amigo, Pedro corrió hasta su habitación a ponerse el bañador y coger unas gafas.
Cuando salió de su casa tropezó con la basura que estaba llena y dijo en voz alta: quien me ha tendido una trampa!
Dejando atrás esa interrupción Pedro bajo las escaleras que dirigían hacia la playa y se encontró con Pablo.
Pablo entró en el agua y Pedro de lo emocionado que estaba izó una voltereta por entrar en el agua.
Una vez dentro del agua Pablo le hizo una señal diciéndole a su compañero que abriera bien los ojos porque lo que iba a ver no lo vería todos los días. Pedro dio el primer paso dentro del barco y parecía que fuese otro planeta del espació porque sus pies flotaban en el mar. Entraron a la cubierta del barco y empezaron a buscar un desdicho tesoro que se decía que aun permanecía dentro del barco oculto en una de sus habitaciones. Empezaron habitación por habitación removiendo armarios y cajones pero había una habitación cuya puerta no se abría.
En aquel momento tuvieron que salir a respirar porque se les acabo el oxigeno, una vez fuera del agua y Pablo se acordó que su padre tenia dos bombonas de oxigeno de cuando era submarinista y las fue a buscar rapidísimo, suerte que su casa estaba al lado de la playa.
En menos de cinco minutos ya estaba ahí con dos enormes bombonas llenas de oxigeno para aguantar mucho mas dentro del agua.

Habían entrado de nuevo en el barco, enfrente de la habitación que no se habría, empujaron con todas sus fuerzas y al final se abrió porque Pedro cogió una vara de madera e hicieron palanca y se abrió, allí dentro estaban cadáveres de antiguos piratas, se asustaron e iban a marcharse por el miedo pero Pedro se fijo en uno de ellos que tenia un cofre en los brazos esqueletizados del pirata y fue hacía el, lo cogió y le dijo a Pablo que había encontrado algo y se fueron a la playa a intentar abrirlo.
Pablo se había quedado su vara de madera y lo abrió con ella porque encajaba en la cerradura del cofre y en cuando lo abrió brilló tanto que no lo vieron en un rato, estaba lleno de monedas antiguas de oro puro y lo llevaron al padre de Pablo y les dijo que eso valía una fortuna y así fue, lo fueron a cambiar en el banco.
El recepcionista del banco les pregunto de donde habían sacado ese gran tesoro y ellos dijeron que era un secreto fantasma.

Con esa riqueza que consiguieron se compraron cada una de sus familias una lujosa casa estaban de lado se podían ver por las ventanas de la grande habitación, tres cuartos de baño, un jardín con piscina y tenían la playa delante de la casa y el salón con televisión de plasma y de grandes pulgadas.
Y con su secreto mas guardado que nunca, vivían mas felices que nunca, y los dos amigos mas unidos del mundo.