dimarts, 17 de març del 2009

24-MARGINACIÓN

En este dichoso planeta, nada se ve con color.
Las luces se van apagando con cada maltrato.

Las horas se hacen interminables, con cada ruido que sale de mi garganta, duele como cada latido de mi corazón.
Las horas pasan, pero cada vuelta del reloj, se hace interminable.

Los ojos llenos de rabia de la gente, y los míos; húmedos, como una cascada; no me dejan descansar.

Son crueles, maliciosos que no piensan lo que hacen. Me pegan porque saben que nunca lo diré.

Me maltratan por mi debilidad y mi poco sentido de la felicidad.
Me dejan tirada como basura, basura que no les sirve, solo para dejar en ridículo.

Siempre me suele pasar, cuando cambio de escuela, pero una y otra vez; siempre pasa lo mismo.

Siempre caigo en las trampas, trampas que preparan media hora antes de que pase por allá. Siempre he de ir corriendo a mi casa, llorando; para dejar la realidad.

El gran estruendo que se siempre cuando me pegan; tirándome al suelo; nadie lo siente, solo yo.

Mi vida es como una voltereta, que gira de sentido, pero siempre es lo mismo.

No tengo amigos con los que poder confiar, solo me quieren por las conveniencias.
Pero después, siempre terminan pegándome, después de que yo los hubiera ayudado.

Las manecillas del reloj y los latidos de mi corazón, van al ritmo de los maltratos y humillaciones, que he tenido que sufrir.

Solo quiero una cosa, que el mundo conocido por mis experiencias; espero que no les pase a nadie más.

Esperando que se pierde en el vacío de mi grande corazón.