dimarts, 17 de març del 2009

23-UNA MAÑANA MOVIDA

Como cada mañana salí a correr por mi barrio, tres kilómetros por la manzana para despejarme antes de empezar el nuevo día. I cómo cada mañana, parecía ser el único habitante del planeta, porqué no se veía ni una alma. Al pasar por el parque hice unos estiramientos y una voltereta, y continué mi camino. Por la calle sólo el camión de la basura recogía con gran estruendo los contenedores de reciclaje.
Ya estaba llegando a mi casa cuando de repente un hombre se me cruzó en el camino y sin mediar palabra subió a un coche que estaba aparcado junto a la acera. No me acordaba de que su coche fuera de color rojo intenso, es más me parecía recordar que su coche era de color azul marino. Estoy segura de que él no me reconoció pero yo me quedé helada al ver que era un vecino del barrio que vivía tres puertas más abajo. Entonces dos policías que estaban de servicio se me acercaron a toda velocidad, bajaron del coche y me preguntaron si había visto a un hombre y me dieron su descripción.
- Perdone, ¿no ha visto por casualidad a un hombre de pelo moreno con gafas oscuras y una ropa muy chillona?- dijo uno de ellos.
Efectivamente era mi vecino con el que yo apenas había mediado cuatro palabras desde que vivía en el barrio. -Sí -Dije con voz ronca. Pregunté porqué le buscaban y amablemente me dijeron que había caído en la trampa que habían organizado para atrapar a la persona que últimamente había estado cometiendo varios robos en el barrio.
- Vale, gracias por su información- me dijo el policía más alto. El otro cogía su radio y oí que decía que buscarán al coche que les describí. - Oiga, yo, yo le conozco.- ¡Muy bien! ahora si que me había metido en todo este lío. ¿Y ahora qué? ¿Les decía donde vivía o no? era traicionar a una amistad, claro que si él es el delincuente de todos estos robos...
- Señorita por favor, ¿nos puede dar información sobre el? - Mmm... Claro, si. Vive en esta calle tres puertas más abajo, pero ha cogido un coche robado, me parece. - Muchas gracias por todo, no sabe como nos ha ayudado. - De nada, mi felicidad fue poder ayudarles a identificarlo y decirles donde vivía. - Puede estar segura de que le estamos muy agradecidos, adiós. - Adiós.
¡Es verdad que últimamente no puedes fiarte ni de tus vecinos!